miércoles, 4 de marzo de 2015

EL PASEO DEL PRADO  (III)


En realidad, mas que tercera parte en esta serie de artículos sobre el Prado, la entrega debería titularse EL PASEO DE RECOLETOS, que es el nombre que ha recibido la vía que recorre Madrid de norte a sur en el tramo comprendido entre las plazas de Cibeles y Colón, por el convento de monjes agustinos recoletos que se levantaba junto a la muralla que a finales del siglo XVII cercaba la ciudad.

En tiempos pasados el lugar era conocido con el nombre de Prado Nuevo, para distinguirlo del Viejo, que iba desde Cibeles a la que hoy es la glorieta de Atocha. De este Prado ya se ha escrito anteriormente.

En el terreno que había a la izquierda de la primitiva puerta de Alcalá (llamada así por abrirse en la muralla madrileña en el camino que llevaba a la ciudad complutense) cuando comenzó la urbanización de la zona con los Borbones en el siglo XVIII se construyó la Alhóndiga o Pósito, un enorme almacén de grano que llegaba hasta lo que en 1778 sería la nueva Puerta de Alcalá. Y a partir de entonces el Prado Nuevo se convirtió en zona de expansión donde levantar nuevas edificaciones.

En el lado izquierdo, procediendo de la plaza de Cibeles, se encontraba la famosa Huerta de Juan Fernández citada por algunos escritores de nuestro Siglo de Oro. En sus terrenos se construyeron palacios como el de Buenavista, a cuyo lado estaban las posesiones del Almirante de Castilla que se extendían hasta la  calle que lleva, por ello, este nombre. En esta zona fue fundado en el siglo XVII el  convento de San Pascual, de religiosas franciscanas que aun se conserva, reconstruído en 1883. Más adelante, hasta la puerta de Recoletos (que se abría en la muralla en lo que hoy es la plaza de Colón) había otras fincas en las que, a lo largo del siglo XIX, se fueron estableciendo teatros como el Príncipe Alfonso o el Price, parques de recreo como los Jardines de las Delicias y otros locales de baile, baños y ocio. En la casa que hace esquina con la calle del Almirante se abrió en 1888 el Gran Café de Gijón, famoso lugar de reunión y tertulia de escritores, artistas y bohemios.

Y en el otro lado del Prado Nuevo, que muchos años mas tarde recibiría el nombre de Recoletos, aparecerían los palacios de Linares, del marqués de Salamanca y el monumental edificio de la Biblioteca Nacional, levantado en el solar del convento de los monjes recoletos.
Esto ya acontecería en el siglo XIX a lo largo del cual la nobleza y la burguesía adinerada habían construido palacetes y mansiones señoriales. Uno de sus vecinos mas famosos fue el duque de Sesto quien, siendo alcalde de Madrid, mandó urbanizar la avenida convirtiéndola en lugar preferido por los madrileños para el esparcimiento y para el paseo diario y la exhibición de modas y carruajes, costumbres que se mantuvieron hasta bien entrado el siglo XX.

De los muchos y variados monumentos que se encuentran en lo que fue el histórico Paseo del Prado, se escribirá en  posteriores entregas.